Estoy convencido de que este oleaje de pendejas putas y semi-putas que pululan desde hace alrededor de cinco años en el país responden a una causa o conjunto de causas que estoy dispuesto a identificar. Pero desde luego, se trata sólo de una aproximación, ya que acá no hay mucha ciencia y sería difícil encontrar la causa sociológica única, final, matemática.
En primer lugar, detectemos el "asuntito". Estamos hablando de pendejitas, de entre 13 y 19 años (aunque los límites pueden variar en algunos casos), que andan con las hormonas al taco, y se exhiben por ahí con escasa vestimenta y nula vergüenza. No les importa si son feas o si el rollo les rebalsa el shorcito, pelan igual sin ningún drama. Están muy adelantadas sexualmente, en comparación con generaciones anteriores. La mayoría no llega a los 15 con la concha intacta. En su relación con los pibes, creo, estos han quedado atrasadísimos. Las chicas de su edad los dan vuelta como una media, y hasta se quedan cortas con los pajeritos de su edad y suelen buscar muchachitos mayores. Se sacan fotos provocativas que incitan a la pedofilia masiva y las publican en internet como si fueran las fotos vacacionales del Emo de Capusotto ("acá estoy triste en Pinamar" = "acá estamos perreando con las chiquis"). Y bueno, otras cosas más, usté ya sabe como están las pendejas en este país, que barbaridá, una cosa de locos.
Los flacos (me incluyo) estamos chochos. Y ahora con estos calores, vivimos al palo viendo a las guachitas con los shorcitos apretados, los escotes desvergonzados, las calzas devoradas por vulvas hambrientas; pululando por los bondis, los trenes, las plazas. Es un infierno. Pero no deja de ser notable que hubo un cambio muy sustancial en los últimos años, y muchos nos preguntamos, mientras nos martillamos la chota con una masa, porqué las pibas no eran así en nuestra época. Voy a tratar de develar los motivos de este fenómeno no con ánimos de censura, sino con curiosidad puramente científica.
Situémonos en el último gran acontecimiento que sacudió al país: la crisis económica y política que asoló la nación entre 1999-2001. Gran parte de la sociedad vio su vida material deteriorarse en forma acelerada. Aumentó la pobreza, la miseria, la inseguridad, y todas esas pavadas. Como en toda sociedad que cae en esta situación, se da una natural sobre-valoración de la condición de "clase baja". Así como a mediados de los 90' eramos todos prósperos y el que no tenía auto nuevo, electrodomésticos nuevos o había viajado al exterior era un paria social; para principios de los 00' muchos comenzaron a glorificar la condición "marginal" (hablo de la clase media-alta para abajo, es obvio que las clases acomodadas viven en otro planeta). El auge de Damas Gratis, de los Pibes Chorros, la movida de la "cumbia villera" y su utilización comercial de la onda "ehh, somo re delincuente". En la tele Okupas y Tumberos eran éxito total, Tinelli comenzó a exhibir culos y tetas (recuerden que había comenzado con una serie de tibios concursos de striptease). La moda pasó a ser la utilización de indumentaria deportiva, Nike, Adidas, incluso una marca de mierda como Kappa se hizo popular; usar gorrita y capucha (y a la gorrita se le decía "visera" porque "gorra" era la cana, y lo sigue siendo).
Y bueno, resulta que todos nos volvimos "villeritos", aunque tal vez teníamos un buen pasar económico o la crisis no nos había golpeado tan fuerte. Y al enaltecer la condición de clase baja, se enaltecieron todos los valores "bajos": la droga, el afano y las putas. Lo mismo pasó en Estados Unidos: en los '80 se vivieron condiciones económicas adversas con Reagan, y surgió el hip hop, que en un principio era música de protesta y se lucha social contra la discriminación racial; y en los '90 acabó popularizando la vida del gángster y el proxeneta. (Aclaro que esto para mí no es ni bueno, ni malo, simplemente es así)
Así que ya encontramos el primer indicio de la trolización de las pibas a principios del siglo XXI. Ahora veamos algunas de las variables que exhacerbaron esta situación.
Por un lado, surgió el fenómeno fotolog, que comenzó siendo una herramienta de chusmerío de la juventud de clase media-alta, como un medio para exponerse y promocionarse en un medio competitivo como lo es el de las mujeres. Paralelamente, las guachitas cumbiancheras se comían a los novios de las chetitas porque eran veinte veces más trolas y fáciles, con lo que la competencia se extendió de capa social y obligó a las chetas a volverse más putas para conservar a los chicos o afanarle el chico a otras.
También han jugado un papel importante las familias cada vez más fragmentadas y el deterioro de la imagen materna. Los divorcios se volvieron cada vez más comunes antes incluso del cambio de siglo. Como la ley suele dictar que los infantes convivan con sus progenitoras, muchas adolescentes crecieron con una madre que les prestaba poca atención porque estaban más ocupadas poniéndose bien perras para salir y conseguirse otro macho. Las pendejas desarrollaron un concepto de familia algo rudimentario, en el que el padre es un tipo que les da plata y las ve cada tanto, y la madre trae un tipo diferente a garchar todos los meses. En aquellos casos en los que las madres no se llevaban mucha diferencia de edad con su hijas, incluso salían juntas, a los mismos lugares y miraban a los mismos chabones. Las pibas aprendieron así a convertirse en hambrientas cazadoras de porongas igual que sus madres.
Por otro lado, hay todo un conjunto bastante amplio de flacas de 25 para arriba que están solas y se convirtieron en verdaderas resentidas de la vida y/o están totalmente desesperadas por un tipo con el cual puedan proyectar casarse, hijos y todo eso en los siguientes cinco años. Nadie quiere una treintañera soltera. Porque a medida que avanzan los años queda en evidencia cada vez más porqué están solas: son histéricas, frígidas, hinchapelotas, etcétera. Como todas las mujeres, pero más. Y ni hablar si estas zoquetes tienen una hermanita de 17 para abajo... que es alta trolita y se come a todos los flacos que quiere. La soledad y frustración de estas casi-treintañeras llega a su cénit cuando ven que muchachos de su edad salen a buscar a estas zorritas de carne joven y vaginas de tímido e incipiente pelaje en lugar de darle bola a minas maduras como ellas. Es muy común que pibitas de 16 salgan con boludones de 27 años que las van a buscar a la salida del secundario... Y no es dificil encandilar a estas pelotuditas cogedoras: una moto de no más de cuatro lucas, anteojos de sol, gel pegoteado en el pelo, acceso fácil a algún que otro bolichongo (donde al entrar saludan al patova, al barman y a todos como si fueran amigos del jardín), y ya está. A estas pendejas no necesitan ni escucharlas, se las llevan a andar en moto y a cojer y listo el pollo. Y hasta existe la posibilidad de cojerse a las amiguitas. Es un negocio redondo que no puede salir mal.
Esto último nos lleva al siguiente punto: que si en el principio del proceso, allá por el año 2001, las pibas solo querían cha-cha; hoy quieren cha-cha y quieren opulencia material. Paso a explicarme: la época kirchnerista, del 2003 a la actualidad, se ha caracterizadopor una progresiva prosperidad económica. Y, siguiendo con nuestra teoría, ya no era necesario valorizar la condición de villerito. Las condiciones sociales cambiaron, y el villerito volvió al lugar que le correspondía bajo los rótulos de "negros de mierda", "villeros chorros del orto", o "grasas boliviano-paraguayos". Antes eras alto zaparrastroso y haciéndote el fumanchero o el tumberito podían ganar algo. Ahora olvidate, hacé un agujero en el piso de tu calle de tierra y entretenete con eso. Hoy en día, si podés comprarte una motito (cosa que la flaquita se te suba atrás y genere la envidia de sus igualmente putas amiguitas) mejor. Si podés pagarte un telo para darle como sordo al bombo (algo que los perejiles de su edad no pueden hacer, y siempre terminan cojiendo a hurtadillas en la casa de alguno de los dos) mejor. Si podés pagarle la pilcha, ya está, tenés concha gratis por un buen tiempo.
El resultado obvio de toda esta multiplicidad de factores es que las pendejas hoy en día sean más putas y más materialistas que hace un tiempo. Atrás quedó la vieja generación más histérica, más vueltera. Llamativamente las pendejas de hoy, conservan su lado infantil, y pueden gustarle los peluches, los gatitos y perritos, y algún dibujito animado, y al mismo tiempo estar avanzadísimas en el plano sexual. Por esto mismo es imposible entablar una conversación de más de tres minutos con cualquiera de ellas. Solo son pa cojé, negro.